El gasto en pensiones alcanza los 200.000 millones tras un aumento del 7% al cierre del año
El inicio de la jubilación masiva de los nacidos en la generación del baby boom comienza a afectar significativamente a la Seguridad Social. Esta situación, sumada a la actualización automática de las pensiones en función de la inflación, está intensificando el gasto en prestaciones. Al cierre de 2024, el costo de abonar las 14 pagas que reciben 10 millones de pensionistas (incluidos los funcionarios pertenecientes a clases pasivas) ha alcanzado un nuevo récord, situándose en torno a los 200.000 millones de euros. Este incremento ha acelerado la tasa a la que se eleva este gasto, que ya supera el 7% interanual, de acuerdo con la nómina de pensiones de diciembre publicada este viernes por la Seguridad Social.
De esta forma, el gasto en pensiones es el más alto registrado, con la excepción de 2023, cuando se disparó casi un 11% por el impacto de la crisis inflacionaria que obligó a revalorizar las prestaciones un 8,5%. La aceleración que está experimentando este coste obedece a varios elementos. Así, el primero de ellos, es dicha actualización por ley conforme a la evolución de los precios, que en 2024 elevó las prestaciones en general un 3,8%. Pero este mayor ritmo de aumento del gasto también recoge el impacto de la reforma de pensiones de diciembre de 2021, que obliga a que las pensiones mínimas y no contributivas suban más que el resto. Así, este año se incrementaron un 6,9%.
Un segundo factor es el aumento del número de prestaciones que deben abonarse debido, entre otras cosas, a que empiezan a llegar al sistema la generación más abultada de los nacidos en el baby boom. De hecho, el número de pensiones que se abonan creció este año un 1,68%, el porcentaje más alto desde 2009, cuando la cifra de prestaciones avanzo un 1,7% debido a que los primeros efectos de la crisis financiera abocaron a numerosos trabajadores a jubilarse antes de tiempo.